Durante la pandemia comencé a trabajar más profundamente en la bidimensión: litografía, sellos, transparencias. Una imagen barroca de superposiciones y un mínimo de color. También volví al mosaico contemporáneo con vidrios, esmaltes, mármoles, piedras, una técnica antiquísima como lo es la litografía. Volver a lo más antiguo, a los orígenes.

Me defino como escultora, dedicada a buscar y darle sentido a lo que hago y a lo que percibo. Experimento en el hacer escultórico una práctica que a lo largo de mi carrera me permitió tener voz propia.

La materialidad y el espacio se imponen y surge así el diálogo equilibrado entre la forma y el vacío, entre lo pesado y lo liviano.

Mi trabajo se originaba en la materialidad y sus posibilidades de transformación y siempre buscaba la participación del espectador. Al comenzar la pandemia todo cambió, en este nuevo contexto no pude usar mis “recursos”.

Primero fue la idea. Después, o al mismo tiempo, con virtualidad y protocolos mediante, trabajamos en equipo. Un proceso muy rico de una reunión semanal que nos sostuvo y nos trajo hasta aquí. Una obra que es más que la suma de las tres.

Marzo 2020. Se me abre un espacio de comunicación a través del video: comienzo a escribir, editar y filmar mis textos. En algunos casos se enlaza con mi obra anterior a la pandemia en otros no.
Barro,
amaso pan,
medito
y escribo.

Es en la vida anterior, donde me nombro artista visual y educadora. Dos pasiones que se ensamblan, y marcan la visión de mi trabajo. Es en este nuevo presente, atravesado por la emergencia de los cuerpos y la laxitud del tiempo, donde se me instala, imperativamente, la conciencia de formar parte de una especie en riesgo de extinción.

Es en este colapso, donde mi línea de flotación se sostiene en el camino del trabajo colectivo. “Preguntas para después” es la materialidad que asumió nuestro proceso creativo desde esta nueva e imprescindible manera de encontrarnos.

Mis obras en general proponen (o proponían...) encuentros con los otros. Ante la imposibilidad de reunirnos durante la pandemia, que se ha vuelto cotidiana y larga, me tuve que reinventar. Creé personajes cuyas emociones representan el sentir de muchos de nosotros en esta “nueva realidad”. Insisto en el encuentro.

Lo que pensaba escribir hace unos meses quedó confundido en mi cabeza.
Soy la misma de siempre, pero también voy cambiando.
Soy ceramista y artista.
Además, trabajo con textil y fotografía.
La naturaleza y mi entorno me alimentan.
Tengo una huerta que con la pandemia se convirtió en huerta de monocultivo: sólo tomates.
Sembré apasionadamente más de cien semillas. ¡Germinaron todas!
Estoy casada y tengo tres hijos
Estos últimos meses he dividido mi tiempo entre Buenos Aires y Córdoba.

Soy artista visual. En mi producción integro arte y ciencia intentando alterar el sentido de lo que vemos y de cómo construimos el significado de la imagen que percibimos utilizando diferentes lenguajes.

Sorprendida por la pandemia y la consecuente cuarentena, quizás también por mi profesión de psicóloga, puse énfasis en reconocer mis emociones. Empecé a compartirlo con toda la gente con la que me comunico y descubrí un denominador común: los altibajos y las modificaciones de los estados de ánimos repentinos en distintos momentos del día. Comencé a escribir y a trabajar en mis obras sobre este tema.

Vivo sola pero pude continuar con ambas profesiones sin salir de mi casa por mucho tiempo. Esto me permitió tolerar mejor el tránsito de las diferentes etapas en esta pandemia, a pesar de las consecuentes pérdidas de distinta naturaleza sufridas durante la misma.

Pandemia, cuarentena y aislamiento llegaron de improviso a mi vida cotidiana. Sea por el desconcierto o el miedo a lo desconocido les abrí las puertas del taller sin dudarlo y se instalaron muy cómodamente. Ahora se torna difícil la convivencia...

Algunos días mi espacio me queda grande y siento que ya no puedo crear nada, otros, por suerte cada vez más seguido, mi taller queda chiquito ante tanto hacer y deshacer creativo.

Tiempo nuevo: donde las emociones atraviesan, donde aparecieron las pérdidas y donde se evidencian las limitaciones me llevó a una búsqueda de nuevos materiales y disciplinas. Resulta entonces una otra obra, una obra distinta, una obra transitada por otro camino pero siempre desde mi mirada y con mi sello.

Es inmenso el tiempo de estos dos años de pandemia. las imágenes de la arquitectura fueron el motor hacia el arte, hacia mis esculturas instalaciones y dibujos. Fue un tiempo de laberintos, a veces sin salida y otras, un refugio mágico.

Artista, investigadora y docente. Profesora de Bellas Artes, Lic. y Mgr Artes Electrónicas (UNTREF) Sus obras han sido expuestas en numerosas ocasiones en instituciones privadas y museos y fue invitada a dictar conferencias y a participar en congresos sobre temas que abordan el Arte Contemporáneo y las Nuevas Tecnologías. En 2016 fue invitada por la Ecole Européenne Supérieure de l'Image (Poitiers Angoulême, Francia).

Recibió becas y subvenciones para el desarrollo de su trabajo, destacando: Beca FMCAC (2018), Beca Tesis de posgrado UNTREF (2014 | 2017), Financiamiento de investigación en arte y ciencia UNTREF (2014 | 2016); dos becas para proyectos colectivos y una para proyecto individual FNA (2018 | 2015 | 2007) y beca en el programa "Escuela de artistas" Galerías Isidro Miranda y ArteXArte (2010 | 2011).

Actualmente es profesora en la Maestría en Arte Sonoro UNQ; y docente en la Licenciatura de Artes Electrónicas UNTREF; fue Coordinadora adjunta del MUNTREF Centro de Arte y Ciencia - Tecnópolis; dirigió el proyecto "HORMIGUERO", plataforma de estudio sobre Arte y Tecnología. En la actualidad es directora y productora de "MdR" una red independiente de artistas visuales.